lunes, 9 de septiembre de 2013

Las serpientes

De todos es conocida la mala fama de los ofidios. En toda cultura y tradición siempre nos han hecho ver en la serpiente al Enemigo de la Humanidad. Un ser siniestramente dico encarnado en un animal que se arrastra por los suelos, presto a arruinarnos la vida en cualquier descuido que tengamos, listo para saltar encima de nosotros para matarnos, hipnotizándonos para acercarse sin que opongamos resistencia. Esta sensación de que son capaces de hipnotizar a sus víctimas parece que guarda relación con la estructura de sus ojos – cuyos músculos asociados al globo ocular se han reducido y carecen de párpados – y con una arraigada estrategia utilizada para pasar inadvertida ante un depredador, la de permanecer inmóvil. Naturalmente, las serpientes permanecen toda la vida con los ojos abiertos, estén dormidas o no. La consecuente apariencia de concentración en su mirada fue la responsable de sembrar en la fértil imaginación popular la idea de que las serpientes hipnotizan a sus presas antes de tragárselas.
Muchos de nosotros hemos escuchado de siempre que las culebras roban la leche materna de los pechos de las mujeres lactantes cuando duermen y que, a su vez, introducen la cola en la boca del bebé a modo de chupete para que éste no llore (http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2008/03/14/las-culebras-maman-las-mujeres/) (http://foroantiguo.infojardin.com/showthread.php?t=145324) o que son capaces de enroscarse y desplazarse como una rueda ladera abajo, golpear como si fueran látigos, etc. (http://www.elojodedarwin.com/naturaleza/todo-lo-que-siempre-te-dijeron-sobre-las-serpientes/), escupir veneno, picar con la lengua, etc. (http://macroinstantes.blogspot.com.es/2011/01/serpientes-en-espana-mitos-leyendas-y.html)

Consecuencias de todo esto: cualquier cosa que se arrastre, serpiente o lagarto, pues golpe de azada y se acabó con él. De hecho, en España, en apenas tres años, fue extinta la única población insular (Islas Columbretes) conocida de Vipera latastei; y se sabe que entre 1856 y 1859, durante la construcción de un faro, fueran muertas más de 70 víboras por día, estindose que, hacia el final de las obras, se matarían más de 2.700 víboras (ver: http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/habitat/viplatha.html).

Sería interesante investigar, a fin de obtener  datos  más  fiables,  cuántas  serpientes  mueren  atropelladas  en  las carreteras, o cada vez que tienen la desafortunada suerte de tropezarse con un humano, y sólo por el miedo atávico que producen. Miedo atribuido, en la mayoría de las ocasiones, a la multitud de leyendas o supersticiones que corren por ahí en torno a ellas.
De hecho, una de las causas de pérdida de biodiversidad es la muerte de animales en las carreteras. Numerosos estudios sobre mortalidad no natural de vertebrados confirman que las carreteras son auténticas barreras mortales para la fauna y que llevan a la extinción de poblaciones locales. Los anfibios y reptiles mueren aplastados cuando cruzan o se solean sobre el asfalto; en algunos casos, son apreciables las ruedas de los coches sobre el asfalto, que no dudan en desviarse de su línea recta para atropellar a un animal tan “dañino” como es la serpiente.
Las serpientes, debido a la forma de su cuerpo muy alargada, locomoción lenta y tendencia a calentarse en el asfalto de la carretera, son particularmente vulnerables a estos atropellos; como muchas especies recorren extensas áreas durante la época de reproducción, son más susceptibles a la mortalidad por atropello, y la mayoría de los individuos que son atropellados irían a reproducirse, por lo que el verdadero de estos atropellos es difícil de cuantificar.
Una de las especies de serpientes que peor fama lleva es la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus). En ella parecen comulgar todos los vicios antes descritos, lo que supone que gran número de ellas aparezcan atropelladas en las carreteras, o muertas en los campos a golpe de azada.
  •  Se dice que los ejemplares de s edad desarrollan abundante pelo sobre su cuerpo, y s concretamente en su cabeza, presentando una especie de bigotes característicos.
  • Es una culebra huidiza, pero si se la acosa puede plantar cara emitiendo bufidos intimidatorios y, aunque es venenosa, no suele tener peligro para el hombre. Sin embargo, se habla de enfrentamientos con humanos a base de latigazos. La culebra hincaría su cabeza en el suelo y comenzaría a voltear su cola como si de un látigo se tratara. Se ha llegado a oír, incluso, de gente con piernas rotas tras recibir un impacto de estas características.
  • Si alguna vez se es perseguido por un bastardo, se debe buscar lo antes posible un campo arado y correr en sentido perpendicular al trazado de los surcos, ya que así la culebra no podrá seguirte, porque se lastimaría su espinazo.
  • Por  lo  visto,  no  es  raro  encontrarla  en  establos,  mamando  de  animales mientras entretiene a las crías con su cola. Esta versión también es aplicable al hombre, colándose en los dormitorios de los pueblos y mamando de los pechos de las madres mientras consuela al bebé, introduciéndole la punta de su cola en la boca.

         Es obvio que ninguna de estas acciones son ciertas, de hecho, hasta el responsable del blog duda de si algunas serán verdad y otras leyenda. La realidad es que todas son falsas.
  • Por un lado la configuración de sus fauces les impediría mamar, como sucede con los mamíferos, los cuales tienen la capacidad de succionar la leche de las mamas mediante sus carnosos y móviles labios.
  • Además, las serpientes no pueden asimilar la leche porque no poseen lactasa, una enzima necesaria para digerirla. La creencia  puede deberse al hecho de que, cuando se aplasta una serpiente, debido a su régimen de alimentación, los excrementos son de un color blancuzco, ya que contienen gran cantidad de calcio como consecuencia de los restos óseos de los pequeños animales que engullen y luego trituran en su estómago. El campesino supone que estos excrementos contienen restos de leche bebida poco tiempo antes de la muerte del ofidio y eso da pábulo a que la leyenda se perpetúe.
  • Por el otro, el espinazo de esta serpiente es incapaz de soportar el esfuerzo que le supondría hincar la cabeza y dar vueltas

Estos hechos, en principio tan simples y lógicos, no son reconocidos por multitud de personas, que se creen las fábulas anteriores a pie puntillas y que creen que hacen un bien a la humanidad, cuando al cruzarse con ellas en la carretera o en el campo, acaban matándolas.
Otros ejemplos relacionados con víboras y culebras se da en Portugal, donde la víbora hocicuda (Vipera latastei) es capturada y comercializada por motivos supersticiosos, existiendo referencias que sugieren que se trata de una práctica que se remonta a la Edad Media. Los animales son muertos y sus cabezas comercializadas como amuletos, pues existe la creencia de que tener una víbora o cabeza de víbora en casa da suerte, santifica el hogar y trae dinero. La captura de ejemplares ocurre principalmente en el norte de Portugal, siendo la zona do Gerês uno de los lugares donde la captura de ejemplares es s intensa; sin embargo el comercio se practica en todo el país (ver: http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/habitat/viplatha.html).
Igualmente; en el artículo “Víbora hocicuda: Una especie desconocida y amenazada de la fauna mediterránea”, aparecido en  la revista Quercus, nº 216, de febrero del 2004, puede leerse lo siguiente:

Centenares de boras mueren ilegalmente en el norte de Portugal para venderlas por motivos supersticiosos. En Lisboa, su precio alcanza los 125 euros8.

En este mismo artículo pueden verse anuncios de venta de cabezas de víbora tropicales en Portugal, lo que presupone la existencia de redes internacionales de tfico de este tipo de objetos.



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