De todos es conocida la
mala fama de los ofidios. En toda
cultura y tradición siempre nos han hecho ver en la serpiente al “Enemigo de la Humanidad”. Un ser
siniestramente sádico encarnado en un animal que se arrastra por los suelos, presto
a arruinarnos la vida en cualquier descuido
que tengamos, listo para saltar encima de nosotros para matarnos, hipnotizándonos
para acercarse sin que opongamos resistencia. Esta sensación de que son capaces
de hipnotizar a sus víctimas parece que guarda relación con la estructura de
sus ojos – cuyos músculos asociados al globo ocular se han reducido y carecen
de párpados – y con una arraigada estrategia utilizada para pasar inadvertida
ante un depredador, la de permanecer inmóvil. Naturalmente, las serpientes
permanecen toda la vida con los ojos abiertos, estén dormidas o no. La
consecuente apariencia de concentración en su mirada fue la responsable de
sembrar en la fértil imaginación popular la idea de que las serpientes
hipnotizan a sus presas antes de tragárselas.
Muchos de
nosotros hemos escuchado de siempre que las culebras roban la leche materna
de
los pechos de las mujeres lactantes cuando duermen y que, a su vez, introducen la cola en la boca del bebé a modo de chupete para que
éste no llore (http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2008/03/14/las-culebras-maman-las-mujeres/)
(http://foroantiguo.infojardin.com/showthread.php?t=145324) o que son capaces de enroscarse y desplazarse como una rueda ladera abajo, golpear como
si fueran látigos, etc.
(http://www.elojodedarwin.com/naturaleza/todo-lo-que-siempre-te-dijeron-sobre-las-serpientes/),
escupir veneno,
picar con la lengua, etc. (http://macroinstantes.blogspot.com.es/2011/01/serpientes-en-espana-mitos-leyendas-y.html)
Consecuencias de todo esto: cualquier cosa
que
se arrastre,
serpiente o lagarto, pues golpe de azada y se acabó con él. De hecho, en España, en apenas
tres años, fue extinta la única población insular (Islas Columbretes) conocida de
Vipera latastei; y se sabe que entre 1856 y 1859, durante la construcción de un faro, fueran muertas más de 70 víboras por día, estimándose que, hacia el final de
las obras,
se matarían
más de 2.700 víboras (ver: http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/habitat/viplatha.html).
Sería interesante investigar, a fin de obtener datos
más fiables, cuántas
serpientes mueren atropelladas
en las carreteras, o cada vez que
tienen la desafortunada suerte de tropezarse con un humano, y sólo por el miedo
atávico que producen. Miedo atribuido, en la mayoría de las ocasiones, a la
multitud de leyendas o supersticiones que corren por ahí en torno a ellas.
De hecho, una de las causas de pérdida de biodiversidad es la muerte de
animales en las carreteras. Numerosos estudios sobre mortalidad no natural de
vertebrados confirman que las carreteras son auténticas barreras mortales para
la fauna y que llevan a la extinción de poblaciones locales. Los anfibios y reptiles
mueren aplastados cuando cruzan o se solean sobre el asfalto; en algunos casos,
son apreciables las ruedas de los coches sobre el asfalto, que no dudan en desviarse
de su línea recta para atropellar a un animal tan “dañino” como es la
serpiente.
Las serpientes, debido a la forma de su cuerpo muy alargada, locomoción lenta y tendencia a calentarse en el asfalto de la carretera, son particularmente vulnerables a estos atropellos; como muchas especies recorren extensas áreas durante la época de reproducción, son más susceptibles a la mortalidad por atropello, y la mayoría de los individuos que son atropellados irían a reproducirse, por lo que el verdadero de estos atropellos es difícil de cuantificar.
Una de las especies de serpientes que peor fama lleva es la culebra bastarda
(Malpolon monspessulanus). En ella parecen comulgar todos los vicios antes
descritos, lo que supone que gran número de ellas aparezcan atropelladas en las
carreteras, o muertas en los campos a golpe de azada.
La siguiente información
la he sacado del blog: http://licerrock.blogspot.com.es/2009/06/leyendas-de-la-culebra-bastarda.html
- Es una culebra huidiza, pero si se la acosa puede plantar cara emitiendo bufidos intimidatorios y, aunque es venenosa, no suele tener peligro para el hombre. Sin embargo, se habla de enfrentamientos con humanos a base de latigazos. La culebra hincaría su cabeza en el suelo y comenzaría a voltear su cola como si de un látigo se tratara. Se ha llegado a oír, incluso, de gente con piernas rotas tras recibir un impacto de estas características.
- Si alguna vez se es perseguido por un bastardo, se debe buscar lo antes posible un campo arado y correr en sentido perpendicular al trazado de los surcos, ya que así la culebra no podrá seguirte, porque se lastimaría su espinazo.
- Por lo visto, no es raro encontrarla en establos, mamando de animales mientras entretiene a las crías con su cola. Esta versión también es aplicable al hombre, colándose en los dormitorios de los pueblos y mamando de los pechos de las madres mientras consuela al bebé, introduciéndole la punta de su cola en la boca.
- Por un lado la configuración de sus fauces les impediría mamar, como sucede con los mamíferos, los cuales tienen la capacidad de succionar la leche de las mamas mediante sus carnosos y móviles labios.
- Además, las serpientes no pueden asimilar la leche porque no poseen lactasa, una enzima necesaria para digerirla. La creencia puede deberse al hecho de que, cuando se aplasta una serpiente, debido a su régimen de alimentación, los excrementos son de un color blancuzco, ya que contienen gran cantidad de calcio como consecuencia de los restos óseos de los pequeños animales que engullen y luego trituran en su estómago. El campesino supone que estos excrementos contienen restos de leche bebida poco tiempo antes de la muerte del ofidio y eso da pábulo a que la leyenda se perpetúe.
- Por el otro, el espinazo de esta serpiente es incapaz de soportar el esfuerzo que le supondría hincar la cabeza y dar vueltas
Estos hechos, en principio tan simples y lógicos, no son reconocidos
por multitud de personas, que se creen las fábulas anteriores a pie puntillas y
que creen que hacen un bien a la humanidad, cuando al cruzarse con ellas en la
carretera o en el campo, acaban matándolas.
Otros ejemplos relacionados con víboras y culebras se da en Portugal, donde la víbora hocicuda (Vipera latastei) es capturada y comercializada por motivos supersticiosos, existiendo referencias que sugieren que se trata de una práctica que
se remonta
a
la Edad
Media. Los animales
son
muertos
y
sus cabezas comercializadas como amuletos, pues existe la creencia de que
tener una víbora o cabeza de víbora en casa da suerte, santifica el hogar y trae dinero. La captura de ejemplares ocurre principalmente en el norte de Portugal, siendo la zona do Gerês uno de los
lugares donde la captura de ejemplares es más intensa; sin embargo
el comercio se practica en todo el país (ver:
http://www.vertebradosibericos.org/reptiles/habitat/viplatha.html).
Igualmente; en el artículo “Víbora hocicuda: Una especie desconocida y
amenazada de la fauna mediterránea”, aparecido en la revista Quercus, nº 216, de febrero del
2004, puede leerse lo siguiente:
“Centenares de víboras mueren ilegalmente en el norte
de
Portugal para venderlas por motivos supersticiosos.
En Lisboa, su precio alcanza los 125
euros8”.
En este mismo artículo pueden verse
anuncios de venta de cabezas de víbora
tropicales en Portugal, lo que presupone la existencia de redes internacionales de
tráfico de
este tipo de objetos.
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