En Extremadura,
las críticas sobre liberación de especies raras van dirigidas principalmente a la suelta intencionada de meloncillo. En el 2006, de hecho, ya se hablaba de una plaga de meloncillo en Andalucía y todo parecía
confirmar su expansión por Extremadura/ (http://www.club-caza.com/articulos/113taviel.asp).
El hecho de que no haya registro fósil
del
meloncillo en nuestra península
parece sugerir que es una especie introducida.
Pero esta introducción debió suceder en
épocas históricas (quizá por los árabes),
por
lo que debe ser considerada ya como una especie propia. Sin embargo,
aún sigue habiendo en gente
en esas regiones que consideran que es un animal introducido, achacando la culpa de su liberación a
grupos ecologistas (un
grupo indefinido que abarcaría desde activistas de ONGs
a representantes
de
las Administraciones Públicas):
http://www.elpodenquero.com/foro/index.php?topic=7259.20;wap2
Lo curioso del meloncillo es que la leyenda de su suelta intencionada trae asociada otra. Una
que
sale a flor en cuanto estudiamos sus nombres vernáculos. Así,
a este animal se le ha nombrado “culebra con pelos” y/o “serpiente peluda”. Todo
parece ser debido a la curiosa
costumbre que tiene
el adulto de ir seguido de sus cachorros; de esta manera, hay
que
imaginarse el susto de más de un cazador cuando, al
disparar sobre el animal que tiene delante, éste se descompone en multitud de fragmentos que escapan
cada uno por su lado.
De
hecho, es curioso este relato de una habitante de las Hurdes (que puede leerse
en: http://foroantiguo.infojardin.com/showthread.php?t=145324&page=2)
Soy muy amiga de pasear por el campo y estar siempre atenta
a todo
cuanto me encuentro. Un día de verano, cuando paseaba por un
camino muy pedregoso, vi lo que nunca jamás había visto, ni he
vuelto a ver.
Estaba al lado del camino, en la parte de
arriba, levantada sobre
el suelo, su actitud era semejante a una cobra cuando va a atacar, y SIIIIIIII, tenía desde la cabeza hasta buena parte de la espalda, una cosa que semejaban pelos. Eran prolongaciones finas y erizadas y bastante alargadas. Ignoro qué podrían ser
dichas prolongaciones,
pero las vi claramente.
Serían como las 4 de la tarde y había un sol radiante. Y no hay lugar a duda de que fuera otro animal, era
una culebra como de 1.5 m de longitud, de color marrón negruzco y con mala uva. Después de su actitud amenazante y de bufar unas cuantas veces,
escapó
a toda velocidad.
El anterior encuentro parece
referirse a un meloncillo, pero lo cierto es que las leyendas sobre
culebras con pelo son muchas y muy variadas.
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