¿Qué ocurre con el lobo? Ese animal fiero y sanguinario y comedor de
Caperucitas Rojas…, pues que las falsas creencias sobre
el mismo siguen amenazando su supervivencia. Y es que el lobo no es sólo un animal, es todo un símbolo del mal sobre el que el hombre se ha encargado de apilar injustamente los calificativos más indeseables: cruel, sanguinario,
feroz, diabólico, traidor, repugnante, despreciable…
Resulta molesto pensar que aún existen personas que
creen que el lobo es un asesino,
un carnicero sin piedad ligado a seres de la noche (como brujas), cuando no es nada eso.
No existen registros que indiquen que una persona
haya sido atacada
o muerta por
un lobo; más bien lo contrario,
de
niños amamantados por
lobos. En España, el último ataque del
que
se tiene constancia fue en los años 70,
cuando dos niños murieron en Orense tras ser atacados por un
animal, aunque no se demostró nunca
que
fuera un lobo y
bien pudiera
haber sido un
perro cimarrón que, por lo general, suele ser el
responsable de la mayoría de los malos actos
atribuidos
al
lobo.
Por norma general, un lobo salvaje jamás atacaría al hombre, más bien,
huiría ante él,
pues le tiene miedo instintivamente. Sin embargo, por culpa de cuentos como “Los 3 cerditos”, “Caperucita Roja”, “Pedro y el Lobo”, se ha
creado una caricatura de este animal
como ser malvado al
que, obligatoriamente, hay que asesinar.
Como ejemplo de que aún perdura
esta imagen negativa
del
lobo como un animal sanguinario y diabólico, sobre todo en el
ámbito rural, en el
año
2009 se desarrolló una exposición que, con el título “Amigo lobo”, intentó cambiar el concepto nefasto que se
tiene de este animal
(http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/23/ciencia/1256298173.html)
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